Las buhardillas tienen algo especial, una magia singular, ¿no crees? Son poéticas y hasta románticas. Durante años quizá fueron el refugio obligado de artistas que malvivían con su talento, pero a día de hoy muchas se han convertido en viviendas extraordinarias. Las buhardillas con encanto y perfectas para vivir, son resultado de reformas y rehabilitaciones para devolverles la vida y converse en espacios modernos y actuales. ¿Quieres saber entonces cómo transformar buhardillas para vivir en ellas?

No es ningún secreto que las buhardillas y sus techos inclinados entrañan cierto desafío en materia de interiorismo, pero ahí radica precisamente su encanto. Un reto que los interioristas y diseñadores de Gilmar afrontan con miles de ideas e ingenio para convertirlas en espacios tan prácticos como confortables.

¿No era precisamente Gaudí quien se autoimponía el desafío de lidiar con paredes curvadas y planos casi imposibles? El resultado forma parte de la historia del arte. Así pues, vamos a descubrir cómo las singulares buhardillas también pueden convertirse en espacios perfectos y únicos en los que vivir.

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Cómo nacieron las buhardillas modernas

En su origen las buhardillas eran básicamente desvanes. Espacios por lo general sin ventanas ni aberturas, destinados al almacenaje o usados como trasteros. Con el éxodo rural y la superpoblación de las ciudades estos espacios se fueron convirtiendo también en viviendas, convirtiéndose en buhardillas para vivir en ellas. Hay que recordar que, antes del desarrollo urbanístico y la aparición de los nuevos barrios donde se edificaron las suntuosas casas burguesas, ricos y pobres convivían en los mismos edificios.

En las primeras plantas, amplias y lujosas, vivían los más adinerados, mientras que los pisos más altos como las buhardillas, con más tramos de escalera que salvar y menos lujos, quedaban relegados a las familias más humildes o se convertían en refugio de artistas malpagados en busca de su golpe de suerte o reconocimiento, que usaban a modo de vivienda y taller.

El cambio llegaría de la mano de un fantástico invento: el ascensor. El cómodo acceso a los espacios superiores, con mejores vistas, ventilación y posibilidad de amplias terrazas exteriores, terminó con esta jerarquía. Y las buhardillas, con sus cautivadores techos abuhardillados y sus vigas vistas, captaron las miradas de quienes veían su potencial arquitectónico y decorativo. Así nacieron las buhardillas modernas, tal y como las conocemos y vivimos en la actualidad.

Pasos para tener buhardillas para vivir

Es verdad que se pueden transformar buhardillas para diferentes usos, pero antes hay que conocer los pasos para convertir una buhardilla en un espacio habitables para vivir en él.

Aislamiento térmico para aumentar el bienestar

Al estar ubicadas en la parte más alta del edificio y bajo cubierta, las buhardillas son uno de los espacios más expuestos a los elementos del clima como la lluvia, el frío o el calor. Hay que tener en cuenta que hasta un 30% de la temperatura de la vivienda puede llegar a perderse a través del techo. Es importante asegurarse de que la buhardilla dispone de un buen aislamiento térmico o, en su defecto, reforzarlo en los primeros pasos de la reforma. Existen muchos tipos de aislantes, como por ejemplo la lana de vidrio o la lana de roca.

Consultar con expertos facilitará la elección del material y la técnica más apropiada y efectiva en cada caso. Un buen aislamiento térmico no solo ayudará a aumentar el bienestar en el interior durante todo el año, sino que además supondrá un importante ahorro de energía.

La distribución: la piedra angular de las buhardillas

Los techos irregulares de las buhardillas, como ya hemos dicho, suponen un desafío a la hora de distribuir los diferentes espacios. Hay que tener en cuenta que la altura regulada para las zonas más bajas debe ser de un mínimo de 1,5 metros y al menos 2,5 metros en las parte más altas.

Partiendo de ahí, las claves para aprovechar una buhardilla para vivir, sobre todo si es muy baja, es ubicar estratégicamente las zonas de paso y las más funcionales como la cocina o la ducha y el lavamanos en aquellos espacios con más altura. Mientras que las zonas de descanso, de estudio o trabajo, y otras como el inodoro, pueden ubicarse en aquellas partes con techos más bajos.

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Intentar, además, mantener el espacio lo más diáfano y abierto posible no solo favorecerá la circulación en la planta, sino que también creará mayor sensación de amplitud y se podrá aprovechar al máximo la luz natural, dejándole vía libre hacia el interior.

El almacenaje en viviendas tipo buhardilla

Disponer de espacio donde guardar es indispensable en cualquier tipo de vivienda. También en las buhardillas. Con el fin de aprovechar al máximo el espacio en este caso es recomendable destinar los recovecos y las zonas más bajas, o con planos más inclinados, al almacenaje. Los muebles de obra permitirán sacar partido hasta el último centímetro, sobre todo los diseñados de forma perimetral, a los que se les dará el fondo necesario para que resulten mínimamente cómodos de alcanzar.

Es habitual encontrar soluciones ingeniosas como secuencias de armarios empotrados en el dormitorio, que van ganando altura a medida que la inclinación decrece, destinando los más bajos a la ropa blanca o a prendas que se utilizan en menor medida en el día a día. Otro fantástico recurso de los interioristas es colocar muebles bajos a modo de librería recorriendo una de las zonas menos accesibles del salón.

Ventanas e iluminación en buhardillas: ganar metros con la luz

Existen ventanas especiales para buhardillas, con distintos tipos de apertura según la inclinación del techo, las necesidades de ese espacio en concreto o el gusto del propietario. Es recomendable que este tipo de ventanas, al estar inclinadas, estén reforzadas y dispongan de doble cristal, de manera que impida la entrada del agua de la lluvia y aísle al máximo del frío y el calor.

Estas ventanas pueden tener distintos tipos de apertura, como la giratoria o la panorámica proyectante. También existen estores ajustables que permitirán regular la entrada de luz, ya sea de forma manual si están al alcance o de forma eléctrica si la ventana se ubica en una altura difícil de alcanzar.

En lo que interioristas y arquitectos coinciden es que en las viviendas tipo buhardilla es esencial disponer del máximo de ventanas posible, no solo para disfrutar de la luz natural sino también del efecto amplificador que genera. Es habitual que en la zonas más elevada de la buhardilla, la cumbrera, se coloque una zona de techo plano horizontal donde poder instalar elementos de iluminación empotrados.

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Trucos de decoración: cómo crear buhardillas para vivir con mucho encanto

Aunque este tipo de espacios ya destilan mucha personalidad por su idiosincrasia, con la decoración podemos sacarles muchísimo más partido. Para empezar, con la elección del color. El blanco es sin duda la apuesta ganadora: generará un espacio muy luminoso y visualmente más amplio.

Si la buhardilla presenta vigas a la vista, mantener o recuperar el tono natural de la madera contribuirá a generar un ambiente más acogedor, que puede reforzarse aún más con el uso de este material tanto en el suelo con parquet como en los muebles y complementos. Otros materiales como las fibras naturales y los textiles en tonos como lino, arena, serenos marrones y suaves terracota sumarán calidez al espacio.

Este tipo de decoración para buhardillas con estilo, aunque apuesta por los tonos neutros como telón de fondo, no está reñida con las tendencias de diseño, que son también bienvenidas siempre que no resten amplitud visual o luminosidad. Por último, elegir muebles ligeros, convertibles, extensibles o compactos, sobre todo cuando escasean los metros, ayudará a aprovechar al máximo el espacio sin renunciar a todas las comodidades.

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