Vivir con una limitación de movilidad supone un gran número de problemas a la hora de llevar a cabo cualquier actividad en la vida diaria. Unos problemas que comienzan incluso antes de salir de casa si residen en una vivienda que no está adaptada.
No solo hablamos únicamente de moverse dentro de la casa, sino de realizar acciones tan básicas como poder disfrutar de un programa de televisión por no tenerla a la altura adecuada, o poder dar acceso a cualquier persona gracias a un portero automático a la altura del usuario o adaptado para personas con problemas de visión. Es en estos casos en los que se hace imprescindible una rehabilitación o reforma de la vivienda para poder hacer su vida un poco más fácil.
Sin embargo, llevar a cabo la adaptación de una vivienda para personas con discapacidad de la forma más eficiente requiere siempre de la ayuda de un profesional que tenga en cuenta todas las necesidades y particulares del problema de la persona. El Plan Estatal de Vivienda cuenta con un apartado que se refiere a las ayudas y subvenciones destinadas a la mejora de la adaptabilidad de las viviendas. Los importes y requisitos varían en función del tipo de vivienda, el grado de discapacidad y la edad de los habitantes…
Índice
¿Qué es necesario adaptar en casa?
¿Cómo puedo adaptar una vivienda para un minusválido? Como ya hemos dicho, es fundamental tener muy en cuenta el caso particular de la persona, para tener claras cuáles son sus necesidades antes de comenzar el proyecto.
Sea cual sea la discapacidad de la que estemos hablando, hay algunas cuestiones comunes a la mayoría de discapacitados. Tener una movilidad cómoda es fundamental, por lo que prescindir de largos pasillos o habitaciones sin conexión visual entre sí es una buena forma de iniciarla. Lo mejor es agrupar las zonas de la casa por sus funcionalidades, dando lugar a ambientes amplios, luminosos y despejados.
La adaptación de vivienda para personas con discapacidad, además, comprende la instalación de herramientas de movilidad como elevadores en caso de ser necesarios, o tener espacio suficiente para moverse con una silla de ruedas.
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Zonas comunes, de circulación y escaleras
Como ya hemos comentado, poder desplazarse cómodamente dentro de casa es esencial, por lo que no debe haber ningún tipo de desnivel y el suelo debería ser firme y antideslizante. Una de las mejores opciones suele ser el parqué o el suelo porcelánico. Unido a esto también se requiere una amplia separación entre los muebles y evitar alfombras o mobiliario inestable.
A la hora de llevar a cabo la adaptación de vivienda para personas con discapacidad hay que tener en cuenta que los pasillos deberían tener un mínimo de 110 cm de ancho según la Orden TMA/851/2021, de 23 de julio que regula las condiciones básicas de adaptabilidad. Una orden que además establece que en los puntos de giro debería ser posible poder hacer un círculo de unos 150 cm de diámetro.
Por último, es imprescindible adaptar las escaleras. Deben tener al menos 90 cm de ancho y medir menos de 18 cm de altura. Es recomendable que cada peldaño esté iluminado por pilotos empotrados en la pared. A ello hay que sumar la instalación de un pasamanos o barandilla continua a ambos lados de la escalera (a ser posible) para facilitar el agarre.
Puertas
Las puertas son, sin duda, uno de los esenciales para adaptar viviendas a discapacitados. Estas deben tener un ancho igual o mayor a 80 cm para cumplir con la norma que ya hemos mencionado, a ser posible con un sistema corredero, mucho más sencillo para personas con problemas de movilidad.
Otra recomendación, si se trata de personas con discapacidades auditivas, es que estas puertas cuenten con vidrio de seguridad para no perder el contacto visual entre espacios, y contar con picaportes de manivela si se trata de puertas abatibles.
Cocina
No cabe duda que las cocinas integradas en el salón, o americanas, son una buena solución para facilitar este acceso. Sin embargo, tal y como ya mencionamos, hay que prever un círculo de giro de 150 cm si adaptamos la cocina a personas que usan silla de ruedas. En este caso también hay que dejar un espacio bajo las encimeras para poder permitirles trabajar que tenga unos 70 cm de ancho por 80 cm de alto.
Los elementos de cocina también tienen que adaptarse, optando preferiblemente por electrodomésticos que estén a una altura que resulte cómoda o, en caso de discapacidad auditiva o visual, que cuentan con los sistemas de aviso adaptados para ellos.
Por último, es recomendable que se recorra a mobiliario con puertas correderas o muebles con esquinas redondeadas para evitar accidentes.
Baños
Otro esencial en la adaptación de una vivienda para personas con discapacidad es el baño. O, si la casa cuenta con varios, al menos uno de ellos. Además de tener en cuenta los ya mencionados 150 cm de diámetro para maniobrar, es necesario recurrir a elementos que hagan el uso más sencillo como las duchas a ras de suelo. A ellas se puede incorporar un asiento firme y barras de sujeción en caso de ser necesarios.
Respecto al lavabo, y teniendo en cuenta que hablemos de una persona con problemas de movilidad que utilice silla de ruedas, lo ideal es que base recurra a una encimera volada para el lavabo que cuente con hueco suficiente bajo la misma para facilitar su uso.
Por último, no podemos olvidarnos del inodoro, junto al que debe haber al menos unos 80 cm de espacio que permitan a la persona subir y bajar de la silla de ruedas para utilizarlo. Optar por diseños con dispositivos de higiene personal incorporada puede facilitar aún mucho más la experiencia a sus usuarios.
Dormitorios
Como es lógico, el dormitorio también hay que adaptarlo para su uso. En este caso lo imprescindible es mantenerlo despejado, con los muebles imprescindibles y sin suelos resbaladizos o alfombras.
Respecto al espacio en torno a la cama, lo ideal es que por ambos lados se cuente con una distancia igual o mayor a 90 cm que permita una cómoda maniobrabilidad para la persona. Además, la cama debe tener un colchón adecuado (antiescaras), cabecero y piecero.
El último detalle a tener en cuenta es la iluminación, que debe ser lo más cómoda posible para que la persona pueda acceder sin problemas. Tanto las lámparas de noche como la iluminación de la habitación deberían tener los sistemas de encendido y apagado a la altura de la persona.
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