La Casa Palacio Byne, en Madrid, fue el lugar elegido por la Embajada de Estados Unidos para celebrar su tradicional fiesta de Navidad. Este edificio, construido en 1931, es un reflejo de la estrecha conexión entre España y Estados Unidos, no solo a través de su arquitectura neoclásica, sino también por la riqueza artística que alberga en su interior. Fue la residencia de Arthur Byne, un arquitecto estadounidense apasionado por el arte y el patrimonio español, cuya colección todavía embellece las estancias del palacio.

En el interior del edificio se encuentran verdaderas joyas del arte español, como piezas de cerámica del siglo XVII provenientes de talleres de Talavera y Sevilla, que destacan por la riqueza de sus esmaltes y diseños geométricos. Además, el mobiliario barroco de nogal tallado, típico del siglo XVIII, aporta un ambiente señorial a los salones principales. Entre las obras más representativas se pueden admirar mesas ornamentadas con motivos renacentistas y una colección de cofres decorativos que reflejan la maestría artesanal de la época. La combinación de estos elementos hace que cada rincón del palacio cuente una historia sobre la riqueza cultural de España y el legado artístico que Byne quiso preservar.

Debido a la ausencia de un embajador estadounidense en España, la ministra consejera, Rian Harker Harris, fue la encargada de dar el discurso central de la noche. Durante su intervención, destacó las excelentes relaciones bilaterales que unen a España y Estados Unidos, subrayando los valores comunes y los proyectos compartidos en áreas como la cultura, la economía y la diplomacia. Sus palabras resonaron en un entorno que simboliza esa unión entre ambos países, no solo en términos políticos, sino también a través del arte y la historia.

En representación de GILMAR, asistieron Rocío Gil Oset, directora de Relaciones Institucionales, y Laura Pérez Maestro, directora de Comunicación, quienes compartieron la velada con destacadas personalidades del ámbito diplomático, empresarial y cultural. La celebración ofreció un espacio ideal para estrechar lazos institucionales y reflexionar sobre las colaboraciones futuras entre ambos países.

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La fiesta de Navidad no solo reunió a representantes de ambos países en un ambiente de cordialidad y celebración, sino que también fue una oportunidad para redescubrir un espacio que encarna el respeto y la admiración mutua. La Casa Palacio Byne, con su patrimonio artístico, sirvió como telón de fondo perfecto para recordar que las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y España no solo se construyen en los despachos, sino también en la preservación y difusión de un legado cultural compartido.