El pueblo español ha vuelto a demostrar su generosidad. La erupción del volcán de la isla de La Palma ha cambiado la vida de muchas personas que, de la noche a la mañana, han perdido todo lo que tenían… Pero solo han perdido sus bienes materiales, porque -una vez más- tanto los afectados como los que nos volcamos con ellos desde que nos sorprendió la noticia, hemos vuelto a demostrar que la solidaridad es uno de los valores que le da valor a la vida.

Desde el momento en que conocimos la dimensión de lo que estaba pasando en esta isla afortunada, en la Fundación GILMAR nos preguntamos cómo podíamos ayudar a los que, de repente, habían perdido todo. Decidimos contactar con Cáritas para conocer el trabajo de una organización cuyo sentido fundacional es ayudar a las personas que más lo necesitan. Así, el director comercial de GILMAR Canarias, Juan Carlos Sánchez Montoro, contactó con el director de Cáritas Diocesana de Tenerife, Juan Rognoni, y descubrió que ya estaban trabajando para atender la “emergencia no cubierta” (más allá de ropa, comida, etc.), trabajando desde las parroquias para atender las necesidades de los afectados, sirviendo de nexo de unión entre todos los que acababan de perder sus casas y todos los que querían ayudarles cediéndoles las viviendas que tenían disponibles e, incluso, acogiéndoles en sus propias casas.

Pero hay algo más, algo que aún no ha pasado, algo que pasará “cuando se vayan las cámaras”, y Cáritas también está trabajando en esto. Y ya han puesto en marcha un proyecto a medio – largo plazo para acompañar, ayudar y solucionar los problemas que vendrán: falta de documentación, personas que se quedaron sin casa y no tenían seguro… Esos problemas que pueden llevar a muchos a la exclusión. Maldita palabra…

Por eso, decidimos ayudar a los que ayudan, a los que se vuelcan desde el primer minuto, pero también saben lo que puede pasar en el futuro. Por eso, el director comercial de GILMAR Canarias ha entregado una ayuda económica a Cáritas en nombre de la Fundación GILMAR, para que no tengan que preocuparse de buscar recursos económicos y sigan dedicándose a lo importante: ayudar y solucionar. Atendiendo la urgencia actual y planificando la atención a los problemas que sabemos que surgirán “cuando las cámaras se marchen”. Porque las empresas también están formadas por personas. Y en GILMAR somos personas dispuestas a ayudar a personas. No solo ahora.